domingo, 4 de abril de 2010



Ollanta y los cuatreros del poder

Cada vez más el Ollantismo sufre el derrumbe. Va menguando en sus seguidores ese “salvador” que alguna vez estuvo en el imaginario colectivo. Eso es lo que se atisbo en esta última visita en la gira por el Sur del país. Tenía que venirse todo esto, porque ha demostrado ser un comandante incapaz para conducir una guerra política, contra un Gobierno, que defiende con un fanatismo el neoliberalismo.

Consejeros poco sagaces, para no tener una real interpretación política, de los hechos acaecidos en esta parte del territorio que se le denomina “sedicioso” con los gobiernos villanos. ¿Cómo explicar las dos batallas decisivos, que fue desaprovechado por un Ollanta vacilante, para los hechos políticos¿ ¿Por qué el abatimiento y la perdida de esperanza de la nación en su liderazgo en estos dos años¿

En el 2006 la expectativa era grande. Los millones de seguidores. 14 departamentos que apoyaron con sus votos; era para que él gane la guerra, y así pueda librar a la nación de los partidos entreguistas. Más que esperanza, era una realidad concreta para acabar con los 20 años del neoliberalismo implantado por Alberto Fujimori. No cumplió la tarea encomendado. Se aterró a una derecha pendenciero. El cabecilla del humalismo así ve empequeñecer sus aspiraciones a la presidencia en el 2011


Temeroso con el levantamiento

Dos batallas políticas eran determinantes, para tumbar al Gobierno, junto al andamiaje institucional, que denominan demoCRACIA. i) El escándalo de los petro-audios que implicaban directamente al entorno del APRA. Los diálogos de cómo venden las riquezas -que no les pertenece-, a los extranjeros; ii) La protesta de los campesinos de la selva. Estos hechos demostraban que era el final. Es decir, que estaba las condiciones dadas, para derribar al régimen. Solo había que ponerse al frente y decirle a un Alan García: tiene que abandonar el palacio y ahora empezamos nosotros a gobernar. Ahora llega la REVOlución y no hablamos de reformar este estado. Tenemos que destruir todo y empezar uno nuevo.

La conducta de temeroso la demostró hace 5 años. El mayor Antauro Humala, la madrugada del 1 de enero de 2005, junto a los reservistas, tenía el plan de arrebatar el poder a Alejandro Toledo. Su Gobierno se infectaba en la corrupción y el entreguismo perpetuo a Chile. Mientras tenía controlado la situación, y los grupos nacionalistas del Sur apoyaban abiertamente el motín. Un Ollanta desde la comodidad de una oficina de la embajada peruana en el exterior se ponía al frente, para dirigir a los insurrectos.

El mayor Antauro, cometió el disparate de ponerse a dialogar, para negociar la continuidad de Toledo en el Gobierno. Con esa acción, empujó a los reservistas arequipeños a proseguir con el plan concebido o terminar muertos en la dependencia policial, por las fuerzas militares del estado. Ante esta actuación Ollanta desistió, y unas horas más tarde desconoció el levantamiento.


Voracidad por la guita

El gobierno de Hugo Chávez, depositó no solo la confianza, para el posible aliado del bloque opositor –que él los lidera- al imperialismo norteamericano. Estuvo también la asistencia económica para la campaña del 2006. El comandante tuvo la avidez de recibir, la colaboración de empresarios chilenos, como un sobresueldo para no tocar las inversiones de Chile, en un posible gobierno suyo.

El partido que le recibió como fue Unión por el Perú UPP, fue convertido en una organización gorrona. Solo así es posible entender a los cuatreros del poder que se encuentran en el Congreso. Ellos más allá de que pudieran tener una formación ideológica, para batallar en el hemiciclo; están ahí por haber abonado a las arcas del comandante los fajos de dinero.

El comandante prefirió llevar una vida lleno de comodidad, y así formar parte de los políticos vendidos a fuerzas del exterior. Esta es la razón, para que Chávez busque apoyar a grupos nacionalistas del Sur. Entonces podría decirse, que un "posible" partido se esté gestando en estas tierras del país.