jueves, 29 de abril de 2010


El movimiento cocalero del Cusco

Cruzamos miradas de galanura en el autobús. Estaba acompañado de un dirigente veterano en la contienda sindical cocalera. El recorrido era rumbo a Bolivia. Para ser más preciso a la Conferencia Climática en Cochabamba. Esta charla que convoca a muchos líderes a nivel mundial, los había reunido a estos hombres modestos de la selva de Cusco. Si bien, los cocaleros en los años 2001 al 2003 tuvieron un protagonismo importante como una fuerza social, pero una vez caído preso sus dirigentes han desaparecido de la escena política. Otros, han sido jalados por el gobierno para realizar el trabajo de oficinista y colaborar con las investigaciones que se les hace a sus miembros principales.

El movimiento cocalero, se encuentra debilitado y golpeado en su nervio central. Por tanto, se encuentra imposibilitado, para movilizarse, y así emprender una lucha más abierta y directa contra el gobierno, que reprime cada vez con furia a las fuerzas sociales al interior del país. Empezaron por echar el cerco contra Nelson Palomino. Con eso concluyo los años de lucha de manera frontal contra los gobiernos neoliberales. Podría decirse que hoy se encuentra desarticulado a nivel nacional. Una lucha de manera local, no hace daño al Gobierno.

Por otra parte, el humalismo premio a cocaleros que nunca buscaron un proceso de cambio. Su concepción estuvo alejada, de lo que esperaban los campesinos. Traicionaron al movimiento cocalero, porque primó el interés económico personal. Así, podemos ver a un Nancy Obregón, embarrado en el miasma del narcotráfico.


Cerca de la reVOLUCIÓN

Bolivia se encuentra en la etapa, de consolidar su proceso de “Revolución cultural”, de la mano de los movimientos sociales, que en esencia son el campesinado. Las movilizaciones, dieron nacimiento al líder Evo Morales. Desde los sombríos cocales de Chápare, al Palacio Quemado, lo encumbraron los miles de bolivianos al poder.

Ante todo, para empoderarse del poder político, hubo un “consenso”, de la izquierda, en torno al liderazgo de Evo. Las décadas de sacrificios y luchas, los habían servido, para que haya unidad de los movimientos sociales campesinos, y es así que se presentaron, con un solo candidato, para arrebatarle el poder a la derecha boliviana.

En cambio la izquierda peruana, estaba convaleciente, en los años 90. Sin fuerza y sin liderazgo, vieron sus caudillos como sus votos fueron a parar a un desconocido Alberto Fujimori. 20 años después, podría decirse que se encuentra enterrado políticamente. Por eso se han parapetado en las organizaciones privadas, para recibir millones de donaciones económicas del exterior. Otros fungen ser los luchadores sociales -como los pude ver en mis viajes-, para estirar la mano a los gobiernos de Venezuela o Bolivia. Así pues, se han rendido para llevar la revolución desde las bases y movilizarse en las calles y buscar un posible golpe de masas.


El compañero de Evo

Los que dieron una lucha frontal, para romper el neoliberalismo, que se había implantando desde 1985, se encuentran actualmente contribuyendo en gobernar. Claudio Ramírez hace años atrás era un dirigente cocalero de la selva de la Paz. Se opuso a los gobiernos que buscaban erradicar la coca. Luchó junto a su base y fue ahí, que se conoció con Evo. No sólo eso, sino que vino en varias ocasiones al Perú, a participar en los eventos cocaleros. Actualmente es el Viceministro de la Coca y Desarrollo Integral. Sus canas blancas y su sencillez en su vestir, hacen que este hombre nos acoja como a uno más de sus compatriotas en su oficina. “… llevamos un quinquenio de gobierno, pero antes estuve en la cárcel…”. Reflexiona con sapiencia frente a sus pares cocaleros que son invitados, en su despacho; mientras brinda con sus visitantes una taza de café.

En la reunión un joven Mario Coser explicaba con desesperación, frente a la autoridad. “… la gente humilde como nosotros siembra un cuartito. El gobierno de García, ha emprendido a fumigar desde los aviones a los hojales de la coca, en Tocache. Pronto llegará a nuestra tierra…”. Se pregunta qué tiene que hacer. Un diestro, hermano Claudio le responde: vos cuando te quitan la coca no vas a dejar. De eso vives; no queda otra que luchar…

El mancebo Coser, dirigente de Jóvenes sin Tierra (JST), de Kosñipata, parece insuflado de sus palabras, seguro que librará la batalla, junto a su par compañero; para que un día, no este la revolución cerca. Sino presente en su tierra, y él un protagonista de esa lucha.