miércoles, 30 de marzo de 2011

La ultraderecha arremete contra Humala


La ultraderecha arremete contra Humala

La mayoría de los peruanos encargan a Ollanta Humala no sólo un cambio en la política económica que arruina el mercado nacional; sino que esto pasa necesariamente con reorganizar a la nación bajo un modelo político propio. Es decir, el modelo neoliberal instaurado en 1990 debe obligadamente “destruirse” junto a sus instituciones y leyes colonialistas. Se puede interpretar entonces que el respaldo del Sur ha sido percibido de manera intensa por la capital limeña, donde eran evasivos con la proposición de GP (Gana Perú); porque había desplegado todo una contra propaganda la ultraderecha peruana en las pasadas elecciones del 2006. Con estos millones de votantes que buscan dirigir sus votos hacia el soldado, está cerca la victoria presidencial el 10 de abril.


Ahora, lo que preocupa es: ¿cómo transportar al soldado ante los ataques duros que pueden frenar y confundir el apoyo que muestra en las encuestas?; ¿cuál debe ser la maniobra brillante para aplastar a la ultraderecha en la primera vuelta?; ¿qué se hace para suministrarle el coraje a esa izquierda-intelectual para que encare las batallas con los técnicos vasallos de los transnacionales? Parece que la realidad histórica, y el sentir de los movimientos sociales empujan a alterar el orden del Estado colonial que defiende la ultraderecha con sus cuatros candidatos; sólo queda a los hombres escribir una nueva historia política el mes de abril.

Ocultaron el apoyo

Está claro que las empresas encuestadoras entraron en un “acuerdo” económico con los partidos de derecha para ocultar el amplio respaldo que conservaba el soldado. Como era imposible contener el sentimiento popular masivo de la calle; se tuvo que publicar los resultados con un cálculo matemático: hay un empate técnico entre los candidatos de Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski.


La maquinación de la ultraderecha pensante es que uno de los dos arrastres al soldado a una segunda vuelta. Tienen el libreto de “la unificación” para que el modelo económico no sea devastado por la tempestad del Sur. Ese proyecto anticolonial debe ser expulsado y desintegrado empezando por los ejes que constituyen el armazón del Estado que defiende Alan García; porque el sentir de los movimientos sociales es un nuevo Estado-Nacionalista. 

En las elecciones regionales de Arequipa, ha sido claro de cómo los medios de comunicación que está en poder de las familias ligado al gobierno actual discriminaron a los campesinos cooperativistas. Así, su organización política el FMS (Frente de Movilización Social) era arrinconada, junto a sus candidatos. Todo porque no tenían los medios económicos suficientes para hacerle la contienda electoral en igualdad de condiciones a una derecha e izquierda que había repartido los millones de soles a los medios de prensa. Las empresas encuestadoras no consideraban entre los posibles grupos que se disputaban el poder regional. 

Al final, los campesinos quedaron como la cuarta fuerza política al recibir un respaldo contundente en las urnas del 3 de octubre del 2010. El soldado, seguro que lidera desde el comienzo del año las preferencias en los sondeos electorales; sólo que estas empresas tienen el monopolio de conducir el sentir de los votantes a cualquiera de los cuatro ultraderechistas. Es ahí donde falsean el verdadero soporte que tiene del electorado que advierte marcar un "cambio de política" al momento de depositar su confianza en Humala.

El sentir popular

Desde el año 2000 soplaron los aires de torcer la dirección del gobierno de Alberto Fujimori que había asentado el neoliberalismo; y el fallido “levantamiento” de los Humala el 29 de octubre en Moquegua. Ese hecho militar era el presagio para marcar que se venía otro horizonte político para el país. El “Arequipazo” del 14 de junio del 2002, era para romper desde abajo el modelo neoliberal que Alejandro Toledo defendió a balas y tanques ante un posible insurgencia. Los reservistas el 1 de enero del 2005 con el “Andahuaylazo”, estuvieron decididos de realizar la marcha a lima y constituir un gobierno nacionalista. 

Hubo retrocesos en el plan concebido y se desperdició esa oportunidad valiosa que respaldaba los grupos nacionalistas del Sur y los movimientos populares del interior del país. El 5 de junio del 2009 el movimiento campesino de la selva con el denominado “Baguazo” llevó al máximo la contradicción de los dos modelos económicos: el Gobierno de Alan García era partidario del neoliberalismo brutal; y el campesinado del oriente era amante de un modelo nacionalista comunitario.


Todos estos hechos que sucedieron a lo largo de esta década tenían por objetivo acelerar el proceso político en el país. Muchos jóvenes fueron marcados por los sucesos que observaron y algunos se sumergieron para optar una doctrina propia que no necesariamente es el socialismo. Porque los acontecimientos en Latinoamérica clarificaban con la “modificación” de Estados-colonialistas en Venezuela y después Bolivia. El sentir popular en el Perú no estaba ajeno, por eso participó activamente en esos hechos que pasaron contundentemente en el Sur, generando por ejemplo un movimiento social campesino cooperativista y en el oriente con los lugareños de la Amazonía que freno el avance neoliberal.

El nuevo Estado

Analizando estos sucesos sociales -militares la ultraderecha arremete con todo a Humala que tiene una posibilidad real de llegar a la presidencia de la república. Los medios de comunicación con una posición derechizada, los partidos viejos corruptos, los intelectuales pro chilenos esperan que cualquier de sus fichas políticas tumbe al soldado. No en las urnas electorales; la consigna es con la guerra sucia bombardeando en los canales de televisión para generar miedo en la nación.

Un Keiko Fujimori, califica el “lobo vestido de cordero que mira el pasado”; “ahuyentará la inversión privada”, atribuye Alejandro Toledo; “planifica la estatización de las empresas privatizados” declara, Pedro Pablo Kuczynski. Son los que representan al modelo neoliberal brutal, hace que las grandes empresas se llenan de dinero con las riquezas del territorio y la nación quede en la pobreza absoluta.


En estas elecciones se avizora la colisión de dos propuestas únicas: el primero, un Estado-Nacionalista que empiece recuperando la propiedad que está en manos chilenas. Posteriormente generar las condiciones para potenciar un Estado fuerte y desarrollado en la industria y otros sectores; el segundo, un Estado colonialista que permite que sean entregados la riqueza a países extranjeros. Coloca al Estado débil y sin atribuciones para competir con los países que se precian de “poderosos” del mundo. El soldado tiene el encargo de crear ese Estado vigoroso donde el peruano se sienta representado y sueña con ello todo una generación que contribuyó a esa ola de cambio que se originó desde el año 2000.