viernes, 3 de agosto de 2012

El campesinado cusqueño: arrincona a Ollanta




El campesinado cusqueño: arrincona a Ollanta
 
Nadie entiende de cómo un Ollanta Humala siendo aún el candidato en el 2010 ofrecía ser un gobierno diferente a sus antecesores en el Palacio de Túpac Amaru (desechando el nombre de Francisco Pizarro). La base de su plan de gobierno tuvo que ver en "recuperar las empresas privatizadas", "cambiar el modelo económico", "redactar una nueva constitución", "luchar contra la corrupción" y sobre todo "gobernar para esa mayoría" que veía en él un cambio político contundente. Por eso recibió de forma lacrada el respaldo de los campesinos del recóndito del país. A un año de cumplirse su Gobierno, a duras penas se está tratando de dar cierta prioridad a investigar a los partidos tradicionales que estuvieron inmersos en la corrupción (como es el caso del apra y del fujimorismo; debería de estar también el toledismo por conceder tierras en la selva a los chilenos) en su respectivo periodo como gobierno. El resto de las acciones políticas son meras ayudas sociales (cuna más, beca 18, pensión 65 y otros) que los hacían también los partidos neoliberales.

Los departamentos del interior del país (el Sur, Centro, Norte y del Oriente) han catapultado con el apoyo masivo en las urnas electorales al hoy presidente. Sólo le ha sido ajeno "al cambio" ofrecido por el militar aquella ciudad de Lima. Una capital que menosprecia el sentir de otras ciudades en estos inicios del siglo XXI. Los 17 ciudades estaban decididos a dar el respaldo para realizar la “revolución profunda” de aquel Estado colonial de 20 años, con una propuesta presentada en el plan original a alterar el sistema neoliberal. Solo la capitalidad estaba cercana a la prédica pragmática de la derecha, por eso estaba próximo a esa Hoja de Ruta propuesta por los tecnócratas venidos de la tienda del toledismo.


Ese gran sector popular que se movilizó en la década anterior haciendo frente a gobiernos neoliberales de Alejandro Toledo (2000-2005) y Alan García (2006-2010) ha sido golpeado y algunos de sus miembros muertos por las balas de los policías. El campesinado empezaba a rearticularse de nuevo a nivel del Sur. En el 2009 los campesinos cooperativistas han frenado de que los capitales chilenos se hagan dueño del Proyecto Majes Siguas II. Tuvieron como cabezas a jóvenes nacionalistas y a viejos dirigentes velasquistas. Lo aymaras dirigidos por Walter Aduviri se han desplazado desde Puno hacia la capital para hacer retroceder la concesión de la mina Santa Ana en el 2011. Sin embargo, en esta última protesta social reapareció el campesinado con una fuerza descomunal desplegado. Sus líderes emplean un discurso cuestionador al Estado, deslegitiman con sus acciones de movilización al Gobierno, cuentan con esa fuerza social de despliegue enérgico que aísla la autoridad del militar en las zonas andinas, como es el caso de Espinar (Cusco) que se enfrentó con waraqas a los policías que custodiaban la minera Xstrata tintaya.



La ascendencia k'ana


Era el mes de abril del 2005, se realizaba el "I Congreso de la Juventud de Espinar" en el teatro municipal, donde acudieron cientos de jóvenes líderes de los distritos alejados, y unos pocos egresados de la universidad pública del Cusco. Se debatieron en torno a dos puntos urgentes: analizar el desarrollo de la provincia como una potencia ganadera; y el otro, la posibilidad de conseguir un puesto laboral en la minera BHP Billinton Tintaya. La polémica estuvo centrada de cuánto beneficio económico, técnico y laboral había efectuado la empresa minera en coordinación con el Estado. Si bien, una parte proveniente del impuesto por la explotación de la mina es destinado al municipio de Espinar para que atienda los principales problemas sociales. Hasta el momento solo se ha visto la construcción de un pequeño hospital; no se ha asfaltado la vía Sicuani-Espinar-Imata y lo más increíble no ha llegado la electrificación a las comunidades cercanos a la mina.

El desarrollo como un lugar pecuario estaba siendo deteriorado por la contaminación ambiental, y esto repercutía en la calidad de vida de la población. Más aún, cuando la oferta de trabajo para los jóvenes profesionales era escaso, y peor suerte corrían los que no habían recibido capacitación técnica. En esas condiciones era casi imposible ver esa palabra "desarrollo", "oportunidad" promocionado con vehemencia por los gerentes de la mina con el visto bueno del Estado colonizador. La mina tuvo esa maniobra perversa de mantener una "convivencia armónica" y han instalado una onegé de Fundación Tintaya para costear los proyectos sociales que puedan favorecer a las comunidades para continuar explotando los millones de toneladas de cobre. Lo penoso es saber; que de los 70 mil habitantes, el 64 por ciento se encuentra en la pobreza, el 20 por ciento asentado en las comunidades son analfabetos. En cambio, ven como la minera retira de sus tierras 94 mil toneladas de cobre al año recibiendo los 327 millones de dólares al año, como lo precisa F. Emanuele.

Cuando el Gobierno envió las tropas de policías para sofocar las protestas de las comunidades cercanas (Bajo Huancané, Huisa y Tintaya Marquiri) que habían entrado en un paro indefinido, no ha sabido calibrar la parte del linaje de donde provienen estos campesinos. La Defensoría del Pueblo adjetiva a los que perecen en ese conflicto social-minero en el mes de junio como los "pobladores excluidos" y pertenecen a la "estratificación social más bajo". Por el contrario, esos hombres de tez tostado por el intenso sol de la serranía, delimitan su origen k'ana. Asimismo, se sienten los más prósperos porque esa tierra le otorga el alimento y la riqueza para poder vivir sin apuros económicos. Esa etnia anterior a los incas que tuvo como capital k'anamarca; eran aguerridos y se extendieron parte de las provincias de Espinar, Kanas, y Sicuani. Por eso el inca Tupac Yupanqui ha sabido ganarse al pueblo k'ana y le propusieron a sus líderes ser los aliados para construir la gran nación del tahuantintusyo; eso sí respetando a las minorías que contribuían a extender el dominio territorial de los incas.


El rugir del campesinado

El 16 de abril el Frente Único de Defensa de los Intereses de la Provincia de Espinar FUDIE publican un decreto nro. 001.2012; donde manifiestan asumir una huelga indefinida a partir del 21 de mayo toda la provincia, al mismo tiempo exigen la responsabilidad para resolver los problemas a las autoridades de la minera. Este documento ensalza de como las operaciones de la mina Xstrata Tintaya han contaminado el medio ambiente y vulnerado los derechos humanos de la comunidad, y esas cuencas de los ríos Salado, Cañipia vienen siendo utilizados y contaminados describen los dirigentes.

El caso indiscutible es de la comunidad Bajo Huancané, que agrupa a unas 300 familias campesinas en el padrón del libro. Los comuneros tienen un local comunal estrecho hecho de adobe la pared y el techo de calaminas. Una escuela de nivel primario en pésimas condiciones. Una carretera desastrosa que le permite enlazar con la capital como es Espinar. Peor aún el río Salado donde antes era suministro de las lancurdias y apto para sus ganados, en la actualidad el caudal ha disminuido y está contaminado. A ese panorama resumido, el gobierno denomina a la inversión minera como "el país de la oportunidades" y la minera Xstrata como la empresa que crea "las oportunidades laborales y de proveedores". Qué lejos están de la realidad.

Desde el 2005 el campesinado se mantenía quieto y soportaba todo esa carga de intoxicación de los metales pétreos de la empresa minera Xstrata y el sometimiento de un Estado colonial que le es ajeno a sus derechos básicos como es a la vida, y el trabajo. Por otro lado, el Convenio Marco firmado el 3 de setiembre del 2003 con las comunidades ha sido una estafa a las organizaciones sociales y a las autoridades de la provincia de Espinar; por un lado, las aspiraciones de una nueva generación que veía en el sector minero una posibilidad de realizar su vida se ha visto truncado; por el otro, los comuneros que sostenían su familia con el trabajo en el campo tenían las aspiraciones de mercadear sus productos de carne de ovino, y papa blanca. La empresa Xstrata se inclinó por comprar productos chilenos para el personal que labora. Siendo las razones de la contaminación, el derecho humano vulnerado y peor aún se siente una marginación por el Gobierno, es que deciden emprender una huelga indefinida para solucionar el problema que los aqueja por décadas. El resurgir del campesinado de Espinar en el mes de junio hizo atemorizar a Ollanta Humala. Se enfrentó a los policías con fiereza aquellos campesinos jóvenes que habían visto luchar antes a sus padres en otros momentos con la empresa minera.


La derrota del Gobierno

¿Por qué el Gobierno reacciona con mano dura ante una protesta campesina justa y pertinente contra la minera Xstrata que no trajo en buena cuenta el desarrollo desde que se instaló en sus tierras?; y se pregunta uno, el por qué se empezó con la política de cacería a los principales dirigentes de Espinar? Consideramos que ha ido más allá el accionar político de Ollanta al declarar el estado de emergencia, ante el descontrol y sobre todo cuando se les iba de las manos la autoridad que encarna él. Es decir, se le estaba desconociendo como el presidente o el jefe de Gobierno de las fuerzas armadas. Esta fue la causa para que las fuerzas campesinas respondan con violencia a los policías que venían armados para custodiar la empresa minera. Ambos grupos chocaron cerca al campamento de la transnacional. Los campesinos tenían una cierta desventaja al no tener el fusil moderno, pero entre sus manos llevaban una huaraca y de munición una piedra pequeña envuelta en el núcleo del arma ancestral que utilizaron.

Dos días de cruento enfrentamiento resultaron dos muerto y centenares de muertos. Las imágenes de la televisión mostraban de cómo el campesino estaba decidido a todo, con tal de que sus tierras no sean más contaminadas y sus derechos pisoteados teniendo como el colaborador al Gobierno que alguna vez ellos le respaldaron con su voto. No es posible recibir tantos golpes físicos a un hombre que se le ha socorrido sin que él lo llamara en la batalla política. Ollanta ha menospreciado al estirpe de estos humildes campesinos que vienen de cultura k'ana. Por eso se levantaron e hicieron al otro lado el petitorio del alcalde provincial Oscar Mollohuanca con la idea de que se retire la mina de una buena vez. Los dirigentes de las comunidades no buscaban renegociar el contrato y así pedir el aumento del 30 por ciento de impuesto a la mina. Esa fue la razón para que se pase al otro plano de la batalla de cuerpo a cuerpo con la consigna de “las tierras son nuestras y no de los extranjeros”.

Las marchas de los campesinos de Espinar y de Cajamarca han constituido una derrota política para el Gobierno. Con la posición sostenida de la “no explotación” de la mina cerca a sus tierras ha quebrado esa alianza de Ollanta Humala con la poderosa empresa de Yanacocha. Aunque no ha sido del total, porque la transnacional está jugando sus últimas fichas, como es fracturar la unidad del movimiento campesino. En el caso, de Espinar ha sido poner en la cárcel al alcalde Mollohuanca y abrirles procesos legales a sus dirigentes populares. No hay duda, que el campesinado de Espinar ha mantenido por un mes en vilo al Gobierno a no ceder en lo más mínimo a que la empresa continúe en sus tierras. Arrinconó con violencia a su fuerza policial al responderle con una fuerza de choque al estilo de su cultura k'ana. Con la fuerza brutal que respondido el Gobierno se asemeja a los presidentes neoliberales que tuvo el Perú en los 20 años. Ollanta es tan igual, que Alejandro Toledo, y Alan García en ejecutar la matanza sin contemplación alguna a quienes defienden otro tipo de modelo económico como ha sido el campesinado en el país.