El Perú, lejos del ALBA
Nuestro país
a inicios del año 2000 empezó a dar
muestras de cambio a nivel político en las calles, universidades y
organizaciones sociales nuevas. No era una demanda común y que esta tenga una
característica foránea como ocurrió en los años 80. Era totalmente distinto,
porque el sentir de la nación rondaba en base al nacionalismo, como una
propuesta política-económica original y relacionada a las raíces propias de un
pueblo inca que había vivido ese suelo sagrado que hoy lo habitamos.
Por esas
fechas se apareció aquel militar de nombre Ollanta. Raro para los pitucos con plata
y para ese grupo pensante de Lima. Él de inmediato ayudó a promover el
nacionalismo pragmático y desecha de plano la ideología. El pueblo se
manifestaba en las plazas, que el nacionalismo pasaba necesariamente por
recuperar las riquezas que habían caído en manos extranjeras. Al mismo tiempo, Ollanta empieza a hablar de
una política internacional más democrática y justa con los vecinos de
Latinoamérica.
¿Cuál era
esa nueva relación económico a nivel continental de Sudamérica para enfrentarse
a los aliados de Estados Unidos que proponían el ALCA? Era pues el ALBA, que
salía como una alternativa de los países de Venezuela y Cuba. Más allá de que
los neoliberales de derecha lo critiquen que era impulsada por la izquierda
internacional. No quedaba más opción a los nacionalistas, que unirnos para
proteger a la nación de la pobreza económica y de la exclusión política que había
causado el neoliberalismo brutal importado por los gobiernos anteriores.
Así pues, el
ALBA es una integración económica de los países de Latinoamérica y el Caribe que busca la colaboración y la complementación
entre los que desean formar parte de esa organización regional que se funda un
14 de diciembre del 2004 en La Habana. Básicamente, el ALCA se empeñaba en una
unión donde se priorice la liberación del comercio y las inversiones, y el ALBA
buscaba poner esfuerzo en luchar contra la pobreza y la exclusión social y
argumentaba de que hubiera mecanismos que se pueda aprovechar la cooperación
entre los miembros asociados, para saldar las diferencias entre los países. En
concreto, el ALBA enfatiza la idea de un comercio e inversión sin que esto sea
un fin en sí mismo, por el contrario, sea un instrumento para alcanzar un
desarrollo justo y sustentable.
Es de saber,
que algunos de sus principios del ALBA, es reticente a las “reformas” que
buscan la desregulación y la privatización de los servicios públicos. Porque
tiene el propósito de fortalecer el Estado y promover la participación
ciudadana en los asuntos públicos. Contrario a la que postulaba el ALCA, que es
la doctrina del libre comercio, que traería automáticamente el crecimiento y el
bienestar. El ALBA establece la
importancia de que el Estado intervenga para la reducción de las disparidades
entre países.
Venezuela
propone la alternativa Bolivariana para las Américas y uno de esos aspectos del
ALBA es la integración energética de América Latina y el Caribe. Esto tiene
relación, con el interés de diversificar los mercados para el petróleo
venezolano y con el suministro estable de petróleo a precios justos en
beneficio de las sociedades de los países que lo conforman; pero a la vez se
busca, un proceso de transformación que limite el rol de las empresas
multinacionales petroleras en Latinoamérica.
¿Cómo se
beneficiaba el Perú con pertenecer a dicho organismo internacional? Venezuela a
los países de las Comunidad Andina les ofreció una cooperación en el marco de
la iniciativa Petroandina. En julio del 2005 en Lima logran aprobar el Acta
Presidencial de Lima en la que los socios de la CAN expresan su interés por una
integración energética más profunda. Ecuador fue el primer país en aceptar
dicha oferta y luego le siguió Bolivia. El Perú quedó anclado a los intereses
de Estados Unidos. Cuando llega a la presidencia Ollanta Humala el 2011, sigue
esta misma política dejado por sus antecesores.
Dentro del
proyecto de complementación entre Perú y Venezuela. Por ejemplo, Perú producía
alimentos agrícolas que hoy Venezuela los necesita y Venezuela tiene
combustible que para el Perú es indispensable. Complementación en base a las
potencialidades. Otro de los puntos económicos del ALBA, es el plan de crear el
Banco del Sur, el cual da créditos para proyectos de infraestructura
binacionales o multinacionales, sin las altas imposiciones del Banco Mundial, y
el Fondo Monetario Internacional o ese impagable deuda externa que se tiene con
los organismos internacionales. En el Plan Gran Nacional para buscar el
desarrollo de la alfabetización. Todo eso ha desperdiciado el hoy presidente
Ollanta Humala, porque quiso que el Perú estuviera lejos del ALBA, pero más cerca
a los intereses económicos de Estados Unidos.