Prototipos
de guerrillero: Álvaro García o Héctor Béjar
En el
gobierno de Hernán Siles Zuazo, broto el movimiento guerrillero de los Ayllus
Rojos. Eran los años 80, cuando un grupo de dirigentes modestos de origen
campesino, con una formación escasa o casi nula de instrucción, formaban parte
de la dirección política del Ejército Guerrillero Tupak Katari (EGTK). Otro
punto es, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que se gestaba en
los inicios de la década 60, en el gobierno de Belaunde Terry; tenían por
objetivo preparar la insurrección armada. Sus líderes procedían en su vastedad
de la clase pudiente. Por tanto, sus miembros tenían un alto formación
universitaria, como algunos otros en el extranjero.
De estos
hechos políticos ocurridos en Latinoamérica, diferentes en su estructura de
organización, precisamos dos modelos de hombres que tomaron las armas, como
medio de lucha para emprender una revolución. Digo esto porque lo vi cerca a
este teórico maduro García Linera que es un leal colaborador de Evo Morales. En
sus inicios fue un joven que se formó en esos campos del altiplano junto a los
ponchos rojos levantando el fusil y escribiendo los panfletos donde contenía la
estrategia de lucha que se debía llevar a cabo para que llegue el campesinado al
poder político.
Convocado
por los campesinos
Un muchacho
de 22 años, llegaba a La Paz, con la idea de impulsar el proceso de lucha, que
prendía en las alturas de la provincia Omasuyus y otros de la capital de
Bolivia. Había concluido sus estudios de matemática en México. Era Álvaro
García, lo acompañaba su prometida: Raquel Gutiérrez. Ella unos años antes
colaboró activamente con las Fuerzas Populares de Liberación (FPL), que era uno
de los brazos sociales de la guerrilla de El Salvador. En cambio, Héctor Bejar
de 31 años, casado con tres hijos. Retornaba de Cuba, después de haber recibido
entrenamiento militar en 1962. Para luego enrolarse a las fuerzas que dirigía
Luís de la Puente.
Desde un
principio un García Linera combinaba el interés académico-político y ayudar con
el combate de los sectores sociales, fue así que colocó sus conocimientos y el
esfuerzo a visibilizar la realidad de la lucha popular. Un hombre perteneciente
a esa clase media boliviana de la exclusiva zona Sopocachi. Pero que desde su
juventud se sintió convocado por el discurso del poder campesino. Por el
contrario Bejar Rivera dirigía en las montañas del pueblito de la Mar
(Ayacucho), la guerrilla 'Javier Heraud', junto a otros compañeros. Luego de
tres meses de combate abierto, con las fuerzas militares del Ejército, emprende
la huida fugaz, con un lugarteniente en enero 1965.
La
enmienda teórica
Luego de
participar activamente con el grupo guerrillero Karatista, Linera fue apresado
y purgo prisión. La celda, no fue un obstáculo, para proseguir con la lucha.
Colaboró, desde el plano intelectual, dando luces a los movimientos populares,
para quebrar los cimientos del modelo neoliberal, que los defendían la derecha
y en componenda con la izquierda como Movimiento Nacionalista Revolucionario
(MNR). Desde el año 2000 emprende el trabajo político, junto a Evo Morales, para
que se concretice al fin un Gobierno campesino popular. En cambio Bejar, una
vez abandonado a los insurgentes a las balas de los soldados, en la selva de
Ayacucho, se presenta voluntariamente para ser detenido y trasladado
posteriormente a la cárcel. Unos años después, sale amnistiado por el Gobierno
de Velasco Alvarado. Se le premió con darle la dirección de SINAMOS, para
aglutinar a las fuerzas sociales y defender la Revolución Peruana. Como cumple
hoy ese papel CONALCAM en Bolivia. En sus últimos años, se dedica a la
investigación social y es un fiel cooperante de la derecha neoliberal de García
Pérez.
La
generación mía observa, con respeto, los cambios profundos que se realizan en
la hermana Bolivia. Vemos reflejado en nuestras mentes lo sucedido 40 años atrás
en el Perú. Dentro de ellos se vislumbra la imagen de García Linera, como un
hombre valiente que resiste y se enfrenta a quienes desean dividir y también
separar como la oligarquía extranjera posesionado en Santa Cruz, el país de
Bolivia. Esa característica de soldado guerrero en la lucha política y un
lúcido pensador se requería para que Velasco Alvarado, pudiera haber contenido
y neutralizado a los enemigos internos de las dos facciones enemigas: la
izquierda y la derecha. Así, estaríamos hoy con nuestros territorios cautivos
(Arica, Tarapacá y Leticia) rescatados. Un país desarrollado e industrializado
y seguramente también una potencia militar de Sudamérica. No hay duda, otro
hubiera sido la historia.
El papel de
Bejar y otros zurdos de la izquierda marxista, será siempre recordado como los
traidores a la causa, y más aún por pasarse a las filas de la derecha, como los
han hecho muchos de la izquierda peruana.