viernes, 18 de mayo de 2012

La tierra ancestral



La tierra ancestral

Los hombres sabios inculcaban a los líderes incas de que se tiene que cuidar en demasía la tierra que se había heredado de sus antecesores. Estos jamautas que tenían la enorme responsabilidad de educar a los futuros gobernantes de la nación Tahuantintinsuyo que se expandía rápidamente, una vez derrotado a los temibles Chancas. Uno de sus discípulos de estos maestros de los yachayhuasis era el joven Pachacuti. M. Rostoworowski considera que este gobernante es quién concibe de cómo se va expandir su autoridad fuera de los valles. La grandeza de esta nación se debe también a una política agrarista que se llevó en los valles fértiles del Cusco para proveer alimentos a todo la población.

Para la intelectualidad joven del siglo XXI es de importancia unir estos dos conceptos de tierra y hombre. No se entiende en absoluto de que un hombre no pueda estar sujeto a la tierra para generar el bienestar para su familia. Tampoco, se comprende un territorio sin su riqueza que abriga en su interior. Esto es el principio de la “dualidad” como lo afirma C. Bravo Guerrera. En la cultura inca los hombres estaban vinculados a la tierra. Porque ella las proveía el alimento, el vestido y sobre todo en su seno descansaba sus antecesores. Muchos de sus prominentes líderes han aprendido observando con prolijidad la naturaleza. Esto es el criterio de ver y hacer que era sustancial en su aprendizaje. 

Un pueblo agricultor

Los valles interandinos han proporcionado en abundancia al pequeños grupos étnicos que se afincaban en los pies de esas cumbres del ande. Una vez que el pueblo quechua efectúa alianzas con una sutileza versado por sus líderes con los pueblos aledaños se posesiona fuertemente. Es este pacto que hace que se extienda la autoridad fuera del territorio de Cusco como los entiende F. Pease. Frente a esa expansión del Estado inca, es que se toma algunas prevenciones como es de la alimentación de los habitantes quechuas. Lo interpretó a la perfección un joven Pachacuti, quien comunico su proyecto de cómo debe ser el Tahuantinsuyo a sus generales y a su pueblo: Una nación fuerte en lo económico, y esto  pasaba por aplicar una política agraria; luego, temible en el aspecto militar para continuar la expansión por Latinoamérica.

Ahora bien, el pensamiento de la nación inca estuvo siempre relacionado en esencia a la tierra. No concebía al hombre, sin una tierra. Por eso la tierra toma la figura de su madre misma, esta no se vende, ni se despoja al pueblo que la trabaja, bajo ninguna excusa. La comunidad es la dueña de la tierra, solo ella puede regular su uso y hacer que la cuiden  como precisa, C. Elliot. Por el contrario, en el razonamiento occidental, es posible vender o quitar la tierra a quien sea y con cualquier pretexto. Es el caso, de las comunidades de Cajamarca (Perú) que están siendo violados todo sus derechos humanos por la empresa transnacional Yanacocha, y por el mismo Gobierno de Humala al admitir que prosiga el proyecto minero Conga para explotar esos cerros cargados de  metales codiciados. En los hechos existe un claro afán de depredar la naturaleza.

La política redistributiva consistía en repartir las tierras del Estado inca a la población, para que los pueda trabajar y producir el alimento para la nación. El ayllu a través de los líderes locales evaluaba y tenían la tarea de controlar de que se asigne de manera equitativamente los topos de tierra. De esta forma se adjudicaba un topo para el varón que emparejaba y en el caso de la mujer le correspondía medio topo. Una vez fallecido el hombre, la tierra regresaba a la comunidad. Entonces preocupado por que los alimentos no faltaran Pachacuti mando a construir los andenes en los cerros más empinados de los valles del Cusco y otras lugares, los canales de riego para irrigar esas tierras fértiles, y las famosas pirhuas para guardar la cosecha para aplacar la épocas de escasez.

El grupo secuestrador

Los tres hombres arribaron en 1532 al Perú convencidos a ser los nuevos los nuevos acaudalados. La riqueza en esta tierra era cuantioso y animaba la codicia de los españoles. Francisco Pizarro un soldado iletrado, pero con un instinto mañoso había logrado persuadir a unos pocos hombres a embarcarse con destino al Sur, donde señaló con su espada en la isla del Gallo donde estaba la nación inca. Sus exploraciones anteriores había resultado un fracaso para la empresa. Era el último intento y se jugó del todo o nada. El apresamiento y el posterior tomar del poder político del Estado inca, ha significado para el occidental “la conquista” de España. La realidad decía otra cosa a lo afirmado. Porque el interés de los hombres que constituyeron la empresa era únicamente era saquear lo más pronto posible la riqueza.

El gobierno del Tahuantinsuyo como una política económica ha priorizado la agricultura. Por eso se entiende la existencia en sus valles andinos la tecnología de primera en cuanto al cultivo. Cuando estos hombres asumieron las riendas del poder para concretar el robo mas grande existido en la historia, empezaron con ese plan de destruir todo lo que tenga que ver con las grandes construcciones incas y con su memoria histórica que estaban en los hombres de edad. A parte de acabar físicamente con los lideres, orientan romper la relación armónica que existe entre la tierra y sus habitantes. Con esta maniobra se pone a un lado la agricultura para darle una importancia crucial a la minería situándole como un eje fundamental donde se asienta el Estado colonial.

Establecida la minería como una política de saqueo se produce una movilización desmedido de hombres jóvenes a los socavones como fue el caso del Potosí. Trajo como consecuencia la reducción de la población de los 12 a 6 millones como sostiene J. Basadre. Entiéndase, que la minería antes era explotado mínimamente y sus metales eran utilizados para el adorno de los gobernantes o los templos de los dioses incas. Se observa de que existía esa complementariedad entre el hombre y su entorno. En otras palabras, se tenia un respeto a la tierra, porque ella era considerada como un ser vivo que tiene el “camaquen”, porque proveía también el alimento a la comunidad. Todo tenia que ser gradual en la acción del hombre con la naturaleza, para no alterar o lesionar a la Pachamama. Todo este principio se rompió con el razonamiento occidental de saquear al máximo la riqueza de la tierra.

El hombre despojado

Los originarios han sido desplazados violentamente por los españoles de sus territorios que han heredado. Han sido expulsados a los andes gélidos de sus tierras ancestrales. Entonces esos cerros andinos o las montañas de la jungla se encuentran poblados, y es justamente ahí donde se encuentran las riquezas apetecidas por las transnacionales. Lo que se observa en Latinoamérica es esa alianza recio entre los gobiernos de estilo colonialista y las corporaciones extranjeras para llevar a cabo las exploraciones de las grandes reservas de petroleo o el gas natural. Es el caso, de los nativos de Bagua en el 2009 que se enfrentaron por preservar el medio ambiente y sus tierras en el gobierno de Alan García Pérez.

En la actualidad muchos pueblos de latinoamérica están siendo despojado de sus tierras ancestrales. Ante surge la interrogante necesaria : ¿cuál debe ser la respuesta de los pueblos originarios de la selva y comunidades de la sierra ?, ¿sus líderes deben pasar de la defensiva a al ataque de los gobiernos neoliberales ? Dos cuestiones sustanciales que tenga que ver a los movimientos sociales que cuestionan el orden legal establecida y en el último caso a gobiernos que han sido elegidos mediante los votos electorales. La réplica es una sola : se debe dar una batalla titánica en el plano sea esta político e ideológico para que surjan nuevos liderazgos con proyectos políticos recogidos de sus ancestros que poblaron hace miles de años estas tierras que le legaron.

Volviendo al tema de la tierra. Esta siente, hasta a veces habla si uno lo trata de forma violenta. Porque tiene un « camaquen » o el alma y esto debe ser respetado por los que habitan alrededor de ella. Por ejemplo, las tierras donde siembra el campesino cada cierto tiempo le permite dar el descanso, para que pueda recuperar sus energías, los nutrientes para las próximas sembríos. Se entiende entonces esa lógica que permite ese entendimiento y respeto entre el hombre y su tierra ancestral, que el razonamiento occidental considera que se debe explotar lo mas rápido posible a la tierra. En palabras de F. Layme la tierra es una divinidad que debe ser respetada, porque ella le da todo y como deber del hombre es cuidarla. En cambio, los europeos no lo respetan y los consideran una cosa, por eso lo dominan, lo explotan y lo depredan.